¿Qué es un internista?
Con frecuencia pacientes o familiares de pacientes nos hacen la siguiente pregunta: “Doctor ¿usted de que es especialista?”. Pregunta que suelen hacer una vez el proceso por el que los hemos atendido esta solucionado o en vías de solución. Acuden por un problema concreto, generalmente agudo, y a la vez que lo vamos resolviendo actuamos sobre otros problemas que también sufre el paciente. Quizá la causa de la pregunta sea nuestra poca habilidad para explicar realmente que es lo que hacemos, cual es nuestro trabajo, cuya complejidad a veces es difícil de entender por la población a la que atendemos.
Todo el mundo sabe que un cardiólogo es un médico que atiende enfermedades del corazón, un dermatólogo de la piel, un cirujano opera y un cirujano cardiaco opera del corazón, pero ¿qué es un internista? ¿qué hace un internista? ¿qué es la Medicina Interna?
La Medicina Interna es una especialidad médica.
Pero no una especialidad cualquiera. Es una especialidad troncal que ofrece a los pacientes una atención integral de sus problemas. Es el tronco del que surgen el resto de las especialidades médicas que atienden órganos o aparatos concretos. Frente a la compartimentación de estas especialidades, el internista aporta una visión integradora de los problemas de salud. Más que enfermedades, los internistas atendemos enfermos.
Según la European Federation of Internal Medicine (EFIM), la Medicina Interna es “la disciplina médica principal en el cuidado de los adultos con una o varias enfermedades agudas o crónicas complejas....”. Lo referente a la visión “integra” y la continuidad en la atención médica, así como la atención a pacientes con problemas complejos, en cuanto al diagnóstico o al tratamiento, son las claves fundamentales de nuestra actividad.
Actualmente estas características cobran mayor importancia en la situación de envejecimiento de la población, lo que supone un mayor numero de pacientes con problemas crónicos, con dos o más enfermedades que requieren un abordaje integral. Casi la mitad de los pacientes que atendemos tienen más de 80 años. Siguiendo a la EFIM “la MI es la especialidad médica holística por excelencia, y por esta razón debe estar en la vanguardia de la asistencia centrada en el paciente”. La dimensión humanista del internista incorpora las cualidades de integridad, respeto y compasión, junto con la dimensión científico-técnica.
¿Y que hace al internista ser un médico especial?
Los internistas han sido entrenados para encarar las enfermedades de los adultos, con una combinación única de conocimientos y habilidades que distingue a los internistas de otros especialistas.
Los conceptos esenciales que nos caracterizan son la continuidad asistencial, la visión del enfermo en su conjunto (el internista ve enfermos, no enfermedades) y la capacidad de coordinar y liderar equipos multidisciplinares de especialistas.
Este entrenamiento, amplio y profundo, hace que se adapte tanto al paciente como al medio donde se ejerce, pasando desde los cuidados más simples al tratamiento altamente especializado.
Pero especialmente, un internista está entrenado en tratar condiciones médicas complejas, tanto en la consulta como en la hospitalización, siendo particularmente útiles en diagnósticos difíciles. Están capacitados para el manejo de enfermedades crónicas complejas y aquellas donde coinciden varias enfermedades simultáneamente, siendo su habilidad para coordinar equipos médicos altamente especializados especialmente útil. ¿Y cual es la actividad en la que se centran los internistas?
Amplia, como ya se ha dicho. Habitualmente, los internistas del sistema sanitario puede parecer que no están; pero cuando realmente no están, el sistema funciona peor de lo que debería funcionar. Así que, todos los caminos estratégicos que se hacen pasan por la opinión del internista.
Casi las tres cuartas partes de los pacientes atendidos por los internistas padecen 3 o más procesos patológicos diferentes. Las más importantes y frecuentes patologías forman parte de nuestro quehacer diario: La Diabetes, especialmente la de tipo 2 con sus complicaciones vasculares agudas y crónicas (cardiopatía isquémica, ictus, etc), la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), la Insuficiencia Cardiaca, tanto en fase aguda como la crónica, a Insuficiencia Renal, las Enfermedades Autoinmunes o la Enfermedades Infecciosas, de las que los médicos especialistas en Medicina Interna atienden la inmensa mayoría de ellas, desde la gripe hasta la infección por VIH, pasando por las infecciones importadas, nuevas en nuestro medio. La prevención y control del los factores de riesgo cardiovascular, la obesidad, y así se podría seguir con un largo etcétera dada su capacitación para actuar en múltiples áreas de la medicina.
Y estas competencias se basan en la rigurosa formación que reciben un médico que se está especializando y en la continua actualización de conocimientos que mantenemos. Los médicos que deseen formarse como internistas deben obtener plaza de Médico Interno Residente (MIR) y completar cinco años la especialidad en un hospital acreditado para impartir la formación MIR antes de obtener la titulación de Especialista en Medicina Interna Durante este periodo de formación de 5 años aprenden y practican cómo prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades que afectan a los adultos, incluyendo las de todos los aparatos y sistemas orgánicos internos.
La Medicina Interna es una especialidad dinámica.
En la segunda mitad del siglo XIX, fruto del desarrollo del conocimiento médico, se crean y compartimentan las actividades médicas en las que serian consideradas los grandes troncos del saber médico. La Medicina Interna surge del estudio e investigación de una serie de enfermedades de órganos internos, separada de las cirugías, la obstetricia y las enfermedades de los niños.
Considerado por muchos el padre de la Medicina Interna, William Osler, definió las características y la sistemática de nuestra especialidad, aunque el término Medicina Interna se atribuye a Stumpell que en 1880 publicó el primer “Tratado de Enfermedades Internas”.
Desde entonces la practica de la medicina, las condiciones sociales y demográficas de la población, así como la situación económica y los costos que supone los cuidados de salud han cambiado profundamente. En todo este proceso el internista ha ido adaptándose, aprendiendo y aportando soluciones.
Su dominio de la medicina clínica, sobre todo en el enfermo pluripatológico, su capacidad de actuación en múltiples áreas de la medicina, su gestión funcional de equipos multidisciplinarios y su capacidad de integración de datos provenientes de múltiples subespecialistas, hacen del internista una figura clave en la organización y atención de la Salud en los años venideros, así como un garante del sostenimiento de los Sistemas Públicos de Salud dado su capacidad para establecer procedimientos con una excelente relación coste/eficacia sin merma de calidad asistencial.
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